En 1976, Italo Bosa comenzó su propia producción de cerámica aplicando antiguas técnicas artesanales que son realzadas por una rica paleta de colores decorados con metales preciosos como el oro, el platino y el cobre. Estas técnicas siguen siendo la base de la producción de Bosa y garantizan que sus objetos son únicos, icónicos y de la mejor calidad.